Ponte bonita…

Proverbios 11:16-22

Por Aimeé Pérez

¡Buenos días mujercitas espero se encuentren bien! Hoy estaré platicando acerca de un versículo muy fuerte y descriptivo acerca de las mujeres hermosas físicamente, pero carentes de entendimiento. Proverbios 11:22 “como anillo de oro en el hocico de un cerdo, así es la mujer hermosa apartada de razón” o sea, en pocas palabras, de nada sirve estar hermosa, vestir precioso, arreglarte despampanante o tener un lindo cuerpo si no tienes sentido común, discernimiento, discreción y buen juicio.

Yo creo que todas podemos darnos cuenta que estamos inmersas en un entorno que le da mucha importancia a la apariencia tanto física, como social y económica. Desde pequeñas se nos enseña a aparentar; aparentar que tenemos un lindo carácter, que tenemos más dinero de lo que en realidad tenemos, que no tenemos espinillas, que estamos más delgadas, aparentar que tenemos la familia perfecta, y que estamos bien, aunque por dentro no lo estemos… se nos ha enseñado a vivir de apariencias delante de la gente, de nosotras mismas y obviamente eso se permea en nuestra relación con Dios.

Entonces si el amigo de tu hijo tira un vaso con agua, lo tranquilizas diciendo que no pasa nada y hasta le ayudas a limpiar amablemente, pero no es así cuando tu hijo lo tira. Sí se te hace tarde para un compromiso te justificas de miles de maneras, pero no justificas de la misma manera a alguien que te deja esperando un rato. No te molestas de la misma manera cuando regañas a tus hijos desesperada, que cuando tu esposo lo hace.

La verdad es que no somos de la misma manera con todas las personas, pero la gente que nos conoce íntimamente y nosotras mismas sabemos que no podemos mantener las apariencias todo el tiempo, así que, cuando llega el estrés, las decepciones, o el cansancio, aflora en nosotros ese pequeño monstruo que todas llevamos dentro y que sólo Dios puede transformar.

Y ante los diferentes retos de la vida a veces optamos por imponernos y podemos llegar a extremos que nosotras mismas nunca creímos alcanzar; talvez dices algo que te arrepientes inmediatamente después de que lo dices, o haces algo que nunca debiste de haber hecho. Pero sin embargo lo hiciste, y le añadiste al pecado de alguien más tu propio pecado y la situación empeoró de 10 a 1000 con la reacción imprudente que tuviste.

Recuerdo que en una ocasión íbamos en el carro y casi llegando a la casa se nos atravesó una muchachita corriendo, y golpeando en el coche, nos suplicaba que la dejáramos entrar o que nos lleváramos su celular. A lo lejos pudimos ver que una señora y un señor forcejeaban en medio de la calle mientras se gritaban de groserías; el señor trataba de llegar a la muchachita, pero la señora golpeándolo y colgándosele no lo dejaba avanzar. Mientras todo se esclarecía mi esposo temió que la chica estuviera en peligro así que, subiéndola al carro, nos fuimos de ahí y habló a la policía. Más tarde nos enteramos que la señora había descubierto en el celular de su esposo unos mensajes comprometedores y en medio de la confrontación le había pedido a su hija que se llevara el celular para que el papá no pudiera borrar la evidencia.

Y yo sé que para muchas de ustedes esto es el pan de cada día, que en su desesperación responden de manera tonta y agresiva, al igual que esta mujer que salió a la calle con el juicio nublado, poniendo en riesgo su vida y la de otras personas y que actuó de manera ridícula, o como la jovencita que en lugar de mantener la calma y buscar razonablemente la mejor manera de ayudar a sus padres, salió corriendo como loca, quizás te identificas y de la misma manera actuaste o estás actuando tú y te sientes desesperada porque quieres cambiar, pero no puedes o no sabes cómo.

Pero la buena noticia es que esto no tiene que seguir siendo así. A lo largo de estos meses hemos estudiado en el libro de Proverbios que debemos conducirnos con sabiduría, y se nos ha invitado a actuar de forma justa, recta, con gracia y misericordia y esto solo se adquiere conociendo más íntimamente a Dios, lo que Él hizo por nosotras y pidiendo ayuda a las personas correctas.

Pero tienes que ser intencional y así como dedicas tiempo en ir a arreglarte el cabello, ponerte la cremita anti-arrugas, hacer de comer saludable, vestirte con ropa linda o ejercitarte, de la misma manera tienes que apartar un tiempo para Dios, necesitas hacer el compromiso de conocer más su Palabra, entregarle a Él todas esas áreas que sabes que no están bien y pedir ayuda a personas más maduras en la fe.

Y cuando comiences a hacer todo esto e involucres más al Señor en tu día a día (y no solo lo dejes para el domingo), entonces comenzarás a experimentar los cambios reales en tu carácter y el Espíritu Santo te embellezará tanto que podrás atestiguar lo que dice el versículo 16 “la mujer agraciada tendrá honra”.

Así que en estos días medita en esto y no dejes de orar engandeciendo al Señor con el mismo fervor que cuando María oro diciendo: “Engrandece alma mía al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones”.

¡Que tengas una linda semana, y que Dios te bendiga!


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