Mujer Virtuosa

Proverbios 31:10-31

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! Pues ya llegamos al final de esta serie del libro de Proverbios y la verdad es que no sé a ustedes, pero a mí me ha servido muchísimo, he aprendido más acerca de Dios, de cómo somos los seres humanos, y muchas maneras prácticas en las que puedo vivir para complacer a Dios.

Vamos a cerrar con el último proverbio que por cierto nos cae como anillo al dedo ya que habla precisamente de la mujer virtuosa y, ¿qué mejor manera para cerrar esta serie que aprendiendo acerca de cómo es una mujer llena de virtudes según Dios?

Y el Proverbio 31:10-31 nos lo explica perfectamente; la mujer virtuosa es trabajadora, esforzada, servicial, está al pendiente de todos los asuntos de su casa; de su esposo, de sus hijos, de sus trabajadores, cuida el buen nombre de su marido y el bienestar de sus hijos.

Pero vamos viéndolo en los diferentes aspectos:

La mujer virtuosa como esposa: es fiel, integra, se ha ganado a pulso la confianza de su marido, lo ayuda todos los días a ser el hombre que Dios quiere que sea, lo edifica, le habla bondadosamente, lo atiende, le da su lugar y lo respeta de tal manera que crea en la gente un sentimiento de admiración y de respeto por él. Con su testimonio ha logrado que su marido se desviva por ella, que la alabe, la elogie y que esté agradecido.

La mujer virtuosa como mamá: respeta al padre de sus hijos, le da su lugar y lo sirve. Está atenta a las necesidades físicas y emocionales de sus hijos y los atiende en todo momento, es cautelosa, prevenida, tiene cuidado de ellos y ha construido un hogar reconfortante para ellos. Con su testimonio ha logrado dar un ejemplo bíblico de cómo deben ser sus hijas el día de mañana y de cómo deben buscar sus hijos que sean sus esposas. También se ha ganado, a pulso, la alabanza y el reconocimiento de ellos.

La mujer virtuosa como trabajadora: es buena administradora, diligente, trabaja con sus manos, hace negocios inteligentemente, no es derrochadora, ni floja, hace prosperar la economía de su hogar y no deja para mañana lo que sabe que debe hacer hoy. Pero también es responsable con sus trabajadores y los atiende porque ante todo es servicial.

La mujer virtuosa como hija de Dios: es misericordiosa, ayuda al pobre y al menesteroso, cada que dice algo lo hace con sabiduría y con bondad, viste elegantemente y está consciente de que la juventud es pasajera y la belleza es vanidad, ella sabe que en el temor del Señor consiste la sabiduría y que su valor se lo da Dios y no el mundo. Pero, por sobre todas las cosas, la mujer virtuosa tiene fe en Dios.

Y aquí tengo que hacer una pausa porque a pesar de que me encanta y me confronta todo el proverbio 31, en lo personal no saben lo que me ha impactado desde hace varios años el versículo 25 que dice “Fuerza y honor son su vestidura, y se ríe de lo porvenir”.

“Fuerza y honor son su vestidura y se ríe de lo porvenir”, La fortaleza de una persona depende mucho del honor que tenga. El honor es esa fuerza moral que nos mueve a actuar de una manera o de otra, en el caso de la mujer virtuosa esa fuerza moral está basada en la fe en Dios y por ello… ¡ella se ríe del porvenir!

¿No es eso increíble? En realidad este versículo me hace ver lo mucho que me hace falta conocer más a Dios y confiar más en Él, porque aunque sé que ya no soy la misma preocupona y ansiolítica de años atrás, también sé que en muchísimas circunstancias el porvenir me asusta y no me causa ninguna risa, más bien me borra la sonrisa y me ha mantenido despierta, en oración, pero despierta y sin sonrisa.

Pero no debería de ser así y tanto ustedes como yo debemos luchar por llegar a ser esas mujeres que tienen depositada toda su confianza en Dios; que si el porvenir de tus hijos te preocupa más bien te rías tranquila sabiendo que ellos están en sus manos, que si tu salud o la de los tuyos te roba el sueño, que puedas descansar plácidamente sabiendo que Dios tiene cuidado, que si tu situación financiera te mantiene en preocupación constante, que puedas sonreír confiada en que Dios no te dejará nunca, que si otras cuestiones del futuro te intranquilizan, que puedas disfrutar el presente y reírte de lo que venga porque tu fuerza y tu honor están cimentadas en tu Padre.

Bueno mujercitas, pues hemos llegado al final de esta serie del libro de Proverbios, gracias por acompañarme en este estudio. Si te ha gustado y ha sido de bendición no olvides compartirlos.

¡Que tengas una linda semana, y que Dios te bendiga!


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