La Vejez, sinónimo de hermosura

Proverbios 20:29

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! Hoy estaré platicando acerca de la vejez. Porque este es un tema que nos compete a todas y que se ha convertido en un tema tabú y aterrador ¡un suceso que debemos retrasar lo más que se pueda!

Y es que la manera de ver y de tratar a la gente de la tercera edad está cambiando en todo el mundo, inclusive en las grandes culturas como la asiática que veneraban y respetaban tanto a sus ancianos, ahora los tienen en un concepto bien diferente. Nosotras mismas lo podemos ver como mexicanas ya no se trata con el mismo respeto y admiración a las personas mayores.

Porque antes ser anciano era sinónimo de respeto, de admiración, de sabiduría y de conocimiento, si un adulto mayor hablaba la gente se callaba y escuchaba lo que decía. Pero ahora se les ve más bien con desprecio, como gente que ya no tiene más nada que aportarle al mundo, a menos, claro, que su aspecto sea juvenil, se mantengan en forma y estén al día con la tecnología.

Pero el otro día llevé a uno de los chicos al doctor, de esos para chequeos rápidos que tienen en algunas farmacias. Y había muchísima gente y ya todos estábamos hartos de estar esperando y en eso llega un señor con una ancianita caminando de su brazo despacito y se sentaron justo debajo de un cartel que decía “Favor de ceder su turno a las personas de la tercera edad y mujeres embarazadas”. Por supuesto que todos los vimos llegar, porque, ustedes saben, en ese tipo de situaciones cualquier distractor es un respiro, además preguntaron en voz alta que después de quién seguían, a lo que un muchacho respondió que después de él. Finalmente salió la persona que estaba en consulta y rápidamente se levanta una señora para entrar, con la pena le pregunto que si no quiere dejar pasar a la señora y ¡me hizo una cara! ¡Como si le hubiera pedido que se contorsionara ahí mismo en el piso! Pero bueno, lo bueno fue que la dejó pasar, claro que en todo ese rato se estuvo quejando; qué tenía prisa, qué tenía más de una hora de estar esperando, qué si había estado enferma desde hace dos días…Y ni hablar del muchacho que le había dicho a la viejita que le tocaba entrar hasta después de él.

Ahora, por supuesto que hablo en general, quizás no es exactamente tu caso, pero no podemos negar que la percepción hacia los ancianos está cambiando en nuestro entorno. Y claro, eso genera un miedo pavoroso a envejecer, como si fuera una plaga extraña y contagiosa. La sola idea de pensar en la vejez le causa terror a muchísima gente, y ¿Cómo no si nos bombardean por todos lados con la idea de que tenemos que permanecer jóvenes por siempre? O sea ¿a quién no le va a dar miedo la vejez si el mundo nos vende la idea de que es una de las cosas más horribles que va a pasarte? Por eso es tan importante que conozcamos lo que dice Dios al respecto, no lo que L´Oreal, ni Estée Lauder, o los artículos de moda y la sociedad nos aseguran.

Proverbio 20:29 “La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez”. Y lo que esto nos dice es que cada etapa tiene su bendición; los jóvenes son fuertes, pero los ancianos son hermosos, los jóvenes tienen gloria, pero los ancianos experiencia y sabiduría.

Por eso dice el libro de Job “Entre los ancianos se halla la sabiduría; y en los muchos años, el entendimiento”. Por un lado, los jóvenes necesitan a las personas mayores, y por el otro lado, las personas mayores deben de ayudar a los jóvenes, no podemos pensar que no nos necesitamos unos a otros, al contrario.

Los ancianos son hermosos por lo que son, no por lo que fueron, son hermosos en tiempo presente, son sabios, tienen entendimiento ellos ven lo que nosotros no vemos. El Salmo 92 dice que aún en la vejez debemos dar fruto y en 1era de Timoteo Pablo les dice a las ancianas que deben de ayudar a las mujeres jóvenes.

Por favor no compremos las ideas de que las personas de la tercera edad no sirven para nada, o que no hay lugar para ellas, o que están obsoletas ¡como si fueran un artículo que se desgasta! Porque si bien es cierto que nuestro cuerpo va menguando, también es cierto que la experiencia y las vivencias nada ni nadie se las quita, como dice el apóstol Pablo “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

Así que, quiero aprovechar para agradecerle públicamente a mi madre el ejemplo y los consejos que me ha dado, un ejemplo de prudencia, servicio, sumisión e independencia, fortaleza y paciencia, pero también un ejemplo en el aspecto físico ¿saben? mi madre es una mujer preciosa; es elegante, bonita y siempre anda perfectamente arregladita. Le agradezco al Señor por bendecirnos, a mí y a mi familia, de tantas maneras con su vida.

Y de la misma manera te quiero recomendar a ti, si aún tienes la bendición de tener un adulto mayor cerca de ti escúchalo, pasa tiempo con él, aprende, hónralo, agradécele y metete en su mundo de recuerdos y experiencias tenemos muchísimo que aprender de Dios a través de ellos.

Por el otro lado, si la mala salud ha hecho estragos y ya no es lo que solía ser ni su memoria, ni su entereza, aun así, obsérvalo, pasa tiempo con él, acompáñalo y bendícelo con tu vida, tu tiempo, tu dinero y tu cariño. Recuerda que aquí no termina su historia, en Cristo todos tenemos una esperanza viva. Hónralo y haz de este tiempo el mejor tiempo de su vida, no te dejes contagiar con el pensamiento de que son una carga o un estorbo, cuidarlos debería de ser uno de los más grandes privilegios que podemos llegar a tener como hijos.

¡Qué tengas una linda semana y que Dios te bendiga!


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