La Ansiedad, el Dolor y la Muerte

Día 14 “La Ansiedad, el Dolor y la Muerte”

¡Buenos días, espero se encuentren bien! En el video pasado hablé acerca de la ansiedad que se genera cuando confiamos en los seres humanos y no en Dios, también platiqué que hay personas con carácter difícil, pero que debajo de este carácter difícil yacen miedo y ansiedad y que todos debemos aprender a descansar en Dios. Pero hoy platicaré acerca de ese miedo tan natural al dolor y a la muerte.

De todos los miedos intensos que nos pueden dar, el miedo más tremendo es el miedo a la muerte, no es que quiera hacer menos cualquier otro miedo, pero… piénsalo, si te dan miedo los gérmenes puedes lavarte las manos todo el día, si te da miedo la gente puedes encerrarte entre cuatro paredes y no ver a nadie, si te dan miedo los aviones puedes optar por no viajar o viajar por otro medio… Cualquier tipo de miedo, incluso las fobias más raras o intensas dejan la opción de hacer algo, pero no es así con la muerte porque es lo único 100% seguro en esta vida y no hay nada que podamos hacer para evitarlo así te conviertas en el peor de los hipocondriacos y te la pases entre hospitales y médicos.

Y sufres muchísimo, el rey David lo describió así: “Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. Y dije: !!Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría”.

El temor a la muerte es algo normal en el ser humano, de hecho, aquella persona que no tiene dicho temor no es alguien ni normal ni común, más bien es una persona que, o tiene un grado de madurez espiritual que solo el Espíritu Santo puede dar o está dañada mentalmente. Porque todos, en algún punto de nuestra vida vamos a enfrentarnos a la realidad de la muerte y el dolor físico. Y muchas veces a los ansiosos nos gusta (malamente) imaginarnos ese momento… (ya sea el nuestro o el de nuestros seres queridos) ¿nos dará cáncer, alzhéimer, coronavirus o moriremos de repente; un paro cardiaco o un accidente? ¿será lento y doloroso? ¿estaremos acompañados o solos? ¿sufriremos una enfermedad larga que hará sufrir a nuestros familiares? Y comenzamos a jalar el hilito que les comenté en el video de la ansiedad y los pensamientos y ¡no hay quien nos pare!

Sin embargo, es un miedo genuino porque, por un lado, es algo seguro y que jamás hemos experimentado, y por el otro, puede que tengamos experiencias cercanas de familiares o amigos y sabemos que es difícil, triste y doloroso y todo eso nos va afectado de alguna manera.

Pero todo se reduce a confiar en Dios y en su Palabra, entender que Él es fiel y que no cambia, Él dijo que con la prueba nos dará la salida, que Él estará con nosotros todo el tiempo, especialmente en los tiempos difíciles y podemos descansar en eso porque Él no miente: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. En esos momentos Él nos infundirá aliento y nos dará valentía.

Aún recuerdo que hace unos cuantos años atrás a mi esposo le comenzó a dar algo muy parecido a una embolia, estábamos en la playa como a 40 minutos del hospital y de la nada se le paralizó la mitad del cuerpo, se le cerró casi toda la garganta, no podía pasar saliva y perdió parcialmente la vista. Mientras íbamos rumbo al hospital comenzó a contarnos un chiste, nosotros no sabíamos si reírnos o preocuparnos más ¿a quién se le ocurre ponerse a contar chistes en medio de una situación como esa? cuando llegamos al hospital me tuve que quedar afuera y esperar a que alguien saliera a darme noticias, ha sido la espera más larga de toda mi vida, no porque haya pasado mucho tiempo, sino porque a mí me pareció eterno… la cabeza se me iba a todos los escenarios más catastróficos, de hecho, el más esperanzador era que Jorge saliera del hospital una semana después y teniendo que aprender hablar… quizás hasta yo misma lo tendría que alimentar. Poco tiempo pasó para que llegara la idea inevitable ¿qué pasaría si Jorge muriera? Para mi sorpresa, recuerdo que hice una oración de todo corazón y le dije a Dios: “Señor, sé que si tú decides llevarte a Jorge, es porque es lo mejor y aunque esto se sale completamente de mis planes confío en que todos estaremos bien y que es lo mejor… Y luego le pregunté perpleja ¿será que Jorge hoy conocerá tu rostro? Y mientras decía está palabras una sonrisa salió de mis labios ¿será que se le va a hacer conocerte hoy? Por increíble que parezca pude experimentar esa paz que no responde a ninguna lógica humana, no es racional, esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Para mi sorpresa y gracias a Dios, Jorge salió unas horas después caminando perfectamente y como si nada le hubiera pasado… cosa que obviamente jamás imaginé en ninguno de mis escenarios.

Y exactamente así es como creo que debe de pasarnos a los que hemos entregado nuestra vida a Cristo y buscamos vivir para complacer a Dios; debe de inundarnos paz y emoción por conocerlo, debemos tener tranquilidad porque cuando lleguemos a su presencia no llegaremos a juicio, estamos justificados por la sangre de Cristo. Sí, debe ser un momento de incertidumbre, pero también un momento lleno de esperanza, como decía Pablo “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”.

Y si hemos de padecer enfermedad y dolor recordemos que hasta un enfermo ya sea con palabras o con hechos, puede compartir del Evangelio y la esperanza viva que tenemos, como está escrito:
“Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”.

Es normal el miedo a lo desconocido, pero no sufras de antemano, no mueras miles de veces, ni mates en cientos de ocasiones a tus familiares y amigos en tu mente, cuando llegue el momento, todos estarán listos porque Dios estará con ellos y contigo.

Medita en los siguientes versículos de Romanos 8, los escribió el apóstol Pablo, quién había padecido muchos sufrimientos y había estado en peligros reales de muerte: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

¡Que tengas un lindo día y que Dios te bendiga!


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