Atrévete a llamar las cosas por su nombre

Mateo 23 “Atrévete a llamar las cosas por su Nombre”

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! Quien diga que Jesús era puro amor y dulzura y que era tierno y tolerante con todo el mundo, seguramente pasó de largo el capítulo 23 del libro de Mateo, ya que no tiene nada de eso. Pero te invito a que le des una leída para que tengas una idea más clara de lo que estoy comentando.

Y miren, Jesús pronunció palabras tiernas a muchas personas pecadoras, algunas tenían una reputación bastante dudosa, cómo: prostitutas, publicanos o samaritanos, y mucha gente cuyo estilo de vida se ponía en tela de juicio, pero siempre estuvo dispuesto a mostrar misericordia a los pecadores arrepentidos.

Sin embargo, a lo largo de todo su ministerio, Jesús condenó abierta y enfáticamente a los fariseos y a los escribas porque presumían conocer a Dios, pero no vivían de acorde a eso. A demás, enseñaban las Escrituras y conocían sus profecías, pero no veían que se estaban cumpliendo justo enfrente de sus ojos, esperaban a un salvador, pero negaban que Jesús era el Mesías. Eran ciegos que se daban el lujo de creerse guías.

Y si bien es cierto que la hipocresía es uno de los reclamos más frecuentes que Jesús les hace, hoy no me voy a enfocar en eso pues ya lo he hecho en otras ocasiones, hoy más bien quiero enfocarme en los consejos que Jesús les hace a sus discípulos.

Yo creo que todas podemos darnos cuenta que el cristianismo de hoy esta diluido, estamos viviendo en una época en donde se habla mucho acerca del amor y de la tolerancia ecuménica, y en honor al amor de Dios podemos llegar a tolerar falsas enseñanzas de las que tanto nos advierte la Palabra. Y es que, no, la Biblia dice que no todas religiones o creencias conducen al Dios verdadero y que solamente a través de Cristo que llegamos al Padre.

Si un ministro religioso ya sea que se le llame apóstol, predicador, sacerdote, pastor, líder o presbítero, está enfocado en él mismo y prácticamente goza entre sus seguidores una autoridad superior a la de Cristo y le agrega a la Biblia de su cosecha, es un falso maestro, no hay para donde hacernos, ni deberíamos de tratar de hacerlo, Jesús no lo hizo.
Pero algunas veces esto es increíblemente sutil porque, al igual que los fariseos, pueden saberse las Escrituras mejor que la persona promedio, tener apariencia piadosa, y muchas veces están auto-engañados.

Estamos rodeadas de falsos maestros, algunos abiertamente niegan que Jesús es el Mesías lo cual nos permite distinguirlos fácilmente, otros predican solo sobre la gracia y el amor de Dios, pero niegan que existe el infierno y rechazan el día del juicio, y si bien es cierto que Jesús predicó sobre el amor y Él mismo amó hasta la muerte, no podemos negar que Él fue el que más habló sobre el infierno y que en toda la Biblia Dios nos advierte una y otra vez que un día va a regresar para juzgar a vivos y a muertos.
Otros falsos maestros enseñan que Jesús vino a traer prosperidad económica a sus hijos y que su objetivo es que seamos felices en este mundo, pero no concuerda con la vida de sufrimiento que llevaron todos los apóstoles, ni con los versículos que dicen que en el mundo tendremos aflicciones, ni con las muchas enseñanzas acerca de no hacernos tesoros en la tierra ni poner los ojos en las riquezas.
Pero algunos falsos maestros lo llevan tan lejos que hay quien vende milagros al precio de “una promesa de fe” lo cual indica que la persona tiene que dar una ofrenda o aportación para poder recibirlo. El gran impulsor de la reforma protestante, Martín Lutero decía: “Cualquier enseñanza que NO encuadre con las Escrituras debe ser DESECHADA, aunque haga llover milagros todos los días.”

Recuerda que Jesús nunca fue ni condescendiente, ni amable con los falsos maestros, ni tampoco los apóstoles Juan, Pedro y Judas, es más, hay libros completos del Nuevo Testamento que los dejan al descubierto y nos advierten que tengamos cuidado de ellos. Este asunto es de suma importancia y nunca fue tratado como algo superficial o tolerable.

Es importante que aprendas a distinguir cuando alguien o algo no es genuino, así que esta semana te invito a que seas valiente y que aprendas a llamar las cosas por su nombre, no todo lo que brilla es oro, así como no todo el que le dice a Dios “Señor” entrará en el reino de los cielos. Estate alerta y ayuda a tus hijos, a tus amigas, a la gente de tu entorno a identificar a un falso maestro y una falsa enseñanza, acuérdate que un poco de levadura leuda toda la masa.

Jesús busca corazones honestos, no perfectos, personas humildes que puedan reconocer que necesitan de Él para salvarse, que sean capaces de ver su propio pecado y llamarlo como tal, no minimizarlo con el pretexto de que todo el mundo lo hace y solo juzgar el pecado ajeno, así que, como cristiana te pido que dejes de vivir un cristianismo centrado en ti misma, a medias tintas o enfocado en la prosperidad económica, vuélvete radical, vive con el ejemplo la Palabra de Dios y no la palabra de un falso maestro.

Te dejo con el siguiente versículo: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.

¡Que tengas una linda semana y que Dios te bendiga!


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