Maneras en las que Pecamos con la Ansiedad

Día 5 “Maneras con las que pecamos con la ansiedad…”

¡Buenos días, espero se encuentren bien! En el video pasado comenté que la ansiedad en sí misma no es pecado pero que la manera en la que respondemos ante ella a veces sí lo es, pero hoy quiero extenderme un poco más en el tema y hablar acerca de las maneras más comunes en que las personas ansiosas pecamos.

Pero antes quiero remarcar que el primer impulso de ansiedad no es pecado, uno no puede controlarlo, sin embargo, debemos canalizarlo a Dios y ponerlo en sus manos, por ejemplo, yo no puedo evitar sentir angustia por si me enfermo o no del Covid-19, pero sí puedo evitar ver las noticias de manera enfermiza y estar checando los decesos diarios.

Por otro lado, también es bueno recordar que Jesús mandó en Mateo 6 que no estuviéramos afanados o ansiosos, ni por el sustento, ni por el vestido, ni por el mañana porque Dios tiene control de todas las cosas. Y más adelante en Mateo 10 vuelve a mandarles a sus discípulos que cuando los apresen no se preocupen por lo que van a decir, porque Dios les va a ayudar. En Filipenses 4 el apóstol Pablo lo enfatiza nuevamente “Por nada estén afanosos, más bien oren y la paz de Dios guardará su pensamiento y su corazón”. Entonces si Jesús nos mandó que no estuviéramos ansiosos y afanados por nada, sino que confiáramos en Dios porque Él tiene cuidado de nosotros, podemos concluir que, si nos desenfocamos de Dios, entonces la ansiedad sí se vuelve un pecado… Porque verán es normal que…

º Cuando estamos en ansiedad le quitamos su lugar a Dios. ¿Por qué? Porque nos centramos en nosotros mismos; en nuestro problema, en nuestros sentimientos, nuestros miedos, nuestros pensamientos, nos ponemos a nosotros en el centro del universo como si fuésemos un mini diosecito y le quitamos el lugar que le corresponde al Señor. Simplemente nos colocamos a nosotros mismos o a nuestra ansiedad en el lugar que a Él le corresponde… Por lo que…”

º Cuando estamos ansiosos no solo no nos enfocamos en Dios, sino que no confiamos en Él. Y a mí me ha pasado muchísimo esto, porque mi primer impulso es tratar de resolver el problema en mi cabeza y entonces comienzo a rumiar pensamientos tratando de anticipar todas las posibles reacciones y escenarios. Por lo que…

º Cuando estamos angustiados vivimos en el futuro. No recuerdo quien dijo que, así como la depresión era vivir en el pasado, así la ansiedad era vivir en el futuro. Pero ambas cosas están mal delante de Dios porque dejamos de vivir y de experimentar el presente, el hoy, dejamos de agradecer y de tener contentamiento, fe y la paz que Dios nos quiere dar y lo remplazamos por angustia y nerviosismo… Pero…

º Las personas ansiosas también somos controladoras. “Porque buscamos evitar o provocar situaciones en base a nuestra ansiedad, por ejemplo, a mi me daba pánico escénico, miedo hablar en público, y debo confesar que a veces me sigue dando, no me gustaba dar conferencias, no me gustaba dirigir un grupo pequeño, no me gustaba orar en voz alta y no me gustaba tener una exhibición de pintura porque sabía que el día de la apertura todos estarían esperando que dijera unas palabras, pero verán, yo comenzaba a angustiarme tanto, tanto, que fui capaz de decepcionar a personas que me estaban esperando, a no ir el día de la apertura y se los confieso no solo con pena, sino con temor de Dios porque sé que Él me va a pedir cuentas de los talentos que me ha dado. Pero se los platico porque quiero que vean que la ansiedad y el temor nos impulsa a actuar muy diferente a lo que Dios quiere y qué, con la ayuda de Él podemos vencerla…

º Las personas ansiosas también somos temerosas y generalmente tomamos nuestras decisiones basadas en el miedo, no en la obediencia a Dios. Y muchas cosas las sentimos amenazantes, sin embargo, hay muchísimos versículos que explícitamente nos mandan a no tener temor de nada, ni de nadie más que de Dios, porque como dice Proverbios, el principio de la sabiduría es el temor del Señor, pero no como un temor de pavor, sino un temor reverencial como el hijo que sabe que su padre lo ama pero que, en caso de ser necesario, también lo va a disciplinar, como dice Hebreos 12 “Porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo al que recibe por hijo… porque ¿qué hijo es aquel a quien el Padre no disciplina?

La ansiedad nos puede robar la fe, con la ansiedad podemos hacer sufrir a las personas que más queremos, los podemos contagiar de ansiedad, los podemos ignorar por estar inmersos en nuestros pensamientos, los podemos tratar de obligar a que se sometan a nosotros y no a Dios… entonces, si nuestra ansiedad no está rendida ante Dios tiene todo el potencial de crear un caos en nuestro mundo…

Pero también puede ser que tu angustia sea causada por cambios hormonales o por desajustes químicos y quizás la psicología te haya dado un diagnóstico rimbombante y te han dicho que padeces algún tipo de trastorno de ansiedad, pero en realidad no importa, si tu ansiedad está tomando el lugar de Dios, si te está robando la paz o si estás dañando a las personas en tu entorno con ella, no estás dejando que Dios sea Dios en tu vida. Sin embargo, debes saber que no eres el único, habemos muchísimas personas que hemos atravesado por lo mismo pero que, con la ayuda del Señor, de la familia enfocada en Cristo, de un consejero bíblico, o un amigo cristiano que nos han ayudado a enfocarnos en Dios hemos salido adelante y tu también puedes hacerlo.

Así que, si tu pudiste identificar que estás pecando de alguna manera con tu ansiedad, saca el pecado a la luz; confiésate con el Señor y no te permitas seguir ese hilito de pensamiento y comportamiento tan alejado de lo que Dios manda.

Medita en esto mientras recuerdas 1 Tesalonicenses 5:16-18“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

¡Que tengas un lindo día y que Dios te bendiga!


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