La Fe comienza en Casa

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! Hoy voy a explicarles cómo deben asimilarse o leerse los proverbios, porque muchas veces se toman como promesas de Dios o como cosas que tienen que pasar, cuando en realidad no son para tomarse de manera literal.

Los proverbios bíblicos son dichos hebreos llenos de sabiduría, cómo el mismo Salomón lo indica son “dichos de los sabios”. Son cosas que generalmente suceden y que nos ayudan, número uno a identificar nuestro propio comportamiento y número dos a conocer el comportamiento que Dios quiere que tengamos.

Pero no son ni una ley, ni una promesa inquebrantable de parte de Dios, son algo así como cuando decimos “sí juegas con fuego, te quemas”, en realidad no es una regla, porque no todas las personas que juegan con fuego se queman, pero si es una posibilidad grande y por lo tanto es mejor no andar jugando con fuego.

La única y más grande diferencia entre los miles de proverbios populares y los proverbios bíblicos es que estos últimos están inspirados por Dios, no en gente falible que, aunque suenen bonito no más no tienen mucho sentido, como aquel dicho de Confucio que dice “No importa lo que hagas en la vida, hazlo con todo tu corazón”. O sea, si vas meterte con un casado no importa con tal de que lo hagas con todo tu corazón… ¡Confucio casi me confunde, le va perfecto el nombre!

Pero ¿por qué es importante esto que te estoy diciendo? bueno porque hay un versículo que muchas personas han creído que es una garantía absoluta de parte de Dios: Proverbio 22:6 “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Me encantaría decirles que esto es una promesa, pero en realidad no lo es, es algo que generalmente sucede, pero debe de ir acompañado de más cosas, como el proverbio 28 que dice: “El que labra su tierra se saciará de pan” pues esto nos dice es que si eres trabajador vas a tener de sobra para comer, pero, sabemos que esto no siempre es así porque una buena cosecha no solo depende de una persona trabajadora sino de muchos otros factores, como: un buen terreno, una buena cantidad de agua, fertilizantes, aire, sombra ¿qué se yo? Lo que se está enfatizando es que lo más factible es que una persona trabajadora tenga abundancia, pero sabemos que no siempre es así, no es una regla, ni una promesa. ¿me explico?

Y lo mismo sucede con el versículo 31 en Hechos 16 cuando Pablo y Silas le dicen al carcelero “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”, este versículo al igual que el que estamos estudiando no son una garantía de la salvación para los hijos, porque sabemos que la salvación es personal, cómo bien nos dice el versículo 32, los hijos del carcelero tuvieron que escuchar el Evangelio y aceptar a Cristo personalmente. O sea que tenemos que hacer todo lo que esté de nuestro lado para instruir verdaderamente a nuestros hijos en el camino del Señor.

Miren, no tienen ni una idea de todas esas veces que he escuchado a mamás y a abuelas decir que llevan a sus hijos o nietos el domingo a la iglesia para que les hablen de Dios y lo conozcan más. Es más, les confieso que esto me motivo a ponerle el nombre que le puse a la escuela infantil de nuestra iglesia, se llama “La fe comienza en casa”, claro que está perfecto que lleven a los niños a la Iglesia pero, como para reforzarles lo que les han enseñado y lo que han visto en su casa a lo largo de toda la semana.

“Instruir” va más allá de solo conocer, los hijos del sacerdote Elí habían oído hablar de Dios, conocían lo que estaba prohibido y lo que no ¡eran hijos del sacerdote! Lee su historia en 1 de Samuel 2 y 3.

Elí era un padre pasivo y negligente, como que le daba miedo corregir y enfrentar a sus hijos, es más, solo hasta que la gente comenzó a chismear de ellos y a hablar de todo lo que hacían, entonces se dignó a tener una plática con ellos. Pero la plática que tuvo más bien parecía que les estaba pidiendo permiso, algo así como cuando te enteras que tu hija de 15 años tomó vino en una fiesta a pesar de que sabe que ustedes no la dejan y en lugar de ponerte firme y hacer los cambios drásticos que necesitas hacer, pues solo le dices que a ti no te gusta lo que está haciendo, pero no le pones ninguna consecuencia, ni las disciplinas de ninguna manera porque en el fondo crees que ella ya te escuchó y ya sabe. ¡Como si en verdad supiéramos lo que hacemos a los 15 años!

Nos volvemos pasivas, negligentes, permisivas y nuestros hijos aprenden que Dios no es algo para tomarse en serio o que la Palabra de Dios es solo para cuando estamos en problemas o cuando de plano no sabemos ni qué. Pero esto no debe ser así, debemos modelarles el cristianismo, si la Biblia dice que no debemos maldecir y tus hijos te escuchan maldecir a cada rato ¿qué crees que van a hacer? Pues maldecir, no importa si los llevas 10 años consecutivos a la escuelita dominical.

Entonces si ves que tus hijos se pelearon y no se hablan, debes ayudarles a reconciliarse, pero no solo porque tu sientes feo, sino porque Dios manda, y les enseñas y les lees lo que dice Mateo 5:23-24, pero no te quedas ahí, también se los modelas y cuando tu estés enojada con alguien ve y reconcíliate con ese alguien en obediencia a Dios. ¿Me explico? Instruir al niño en el camino de Dios no es solo leerles la Biblia, ni llevarlos a la Iglesia, sino todo lo anterior y modelarles la vida cristiana de lunes a domingo y entonces sí, lo más probable es que “aun cuando fuere viejo no se apartará de los caminos del Señor”.

¡Que tengas una linda semana, y que Dios te bendiga!


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