La Ansiedad y las Personas

Día 13 “La Ansiedad y las Personas”

¡Buenos días, espero se encuentren bien! En el video pasado platiqué acerca de la ansiedad que nos puede generar la idea de ser juzgados por Dios y por los hombres. Comenté también que los que hemos nacido de nuevo estamos justificados y podemos sentirnos seguros, pero debemos confesar nuestras fallas los unos a los otros para poder sanar nuestro interior. Pero hoy hablaré de esa ansiedad que se genera cuando ponemos nuestros ojos en los hombres; ya sea en nosotros mismos o en alguien más.

Vivimos en una sociedad humanista y aunque muchas personas pueden creer que esto es bueno y que es bien bonito, la realidad es que el humanismo exalta al ser humano como si fuera el centro del universo y pone toda su esperanza en él; en sus logros, su capacidad mental, su agilidad, su destreza, su espiritualidad y su intelecto, pero comete el gravísimo error de sacar de la ecuación al Dios de la Biblia. Entonces, aparte de que queremos hacer las cosas separados de Dios por nuestra naturaleza caída, también el mundo nos ha enseñado a confiar en todos y en todo menos en el Todo Poderoso y Soberano.

Y conforme vamos poniendo nuestros ojos y nuestras esperanzas en nuestros instintos, sentimientos y capacidades o en las del prójimo, dejamos de depender en Dios y nos empezamos a sentir inseguros, porque todos sabemos que el ser humano es 100% falible; nuestros padres, nuestra pareja, las grandes eminencias de cualquier área que se te ocurra e incluyéndonos a nosotros mismos, no importa lo perfeccionistas que seamos, absolutamente todos nos equivocamos, lastimamos, ofendemos y pecamos.

Nadie conoce con certeza su futuro, por eso hacemos miles de especulaciones y planeaciones y tratamos de controlar los diferentes escenarios y ese es nuestro primer error, como dijo el predicador John Mc. Arthur “Dios no nos permite ver el futuro porque no podríamos manejarlo, apenas podemos con nuestro presente” … Pero para ejemplificarlo hay una historia en la Biblia que me parece que lo hace perfecto.

Resulta que, al principio del reinado de Saúl, Dios se comunicaba con él a través del profeta Samuel y Samuel lo aconsejaba y le hacía saber todo lo que Dios decía, pero con el tiempo Saúl ignoró lo que Dios le dijo y Dios se apartó y dejó de comunicarse con él. Pero un buen día estaba a punto de desatarse una guerra contra los filisteos y dice la Biblia que Saúl “tuvo miedo y se turbó su corazón en gran manera” y a fuerza quería saber qué iba a pasar ¿iban a perder o iban a ganar la guerra? Y el único que podía saber con certeza lo que iba a pasar era Dios, pero había un pequeño problema, Samuel (que era quien le comunicaba lo que Dios decía) ya había muerto, la única forma de hablar con él era trayéndolo del más allá, cosa que Dios prohíbe, de hecho, es un pecado grandísimo; está prohibido consultar adivinos, hechiceros, agoreros (los que predicen el futuro) y los que te echan las suertes, como el tarot, la lectura de manos y las limpias, todo eso está prohibidísimo. Pero en medio de la angustia a Saúl le vale gorro volver a desobedecer a Dios y le pide a una adivina que invoque a Samuel.

Para sorpresa de todos, incluyendo a la adivina, Samuel se aparece en medio del trance y todos se asustan, pero después del susto, Saúl le pregunta al profeta que quién va a ganar la batalla, Samuel le contesta: “¿y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?” Y Además le recuerda que Dios ya le había quitado su reino y que se lo iba a dar a David, y finalmente le predijo que en menos de un día él y sus hijos morirían e Israel sería tomado por los Filisteos. El relato cuenta que inmediatamente un miedo profundo se apoderó del rey Saúl, tanto, que perdió todas sus fuerzas y cayó al piso.

Y en verdad creo es fácil que nos identifiquemos con todas las tonterías que hizo Saúl. Comenzando porque vivimos nuestra vida ignorando lo que Dios dice, luego queremos resolver todo a nuestro buen entender y creemos que podemos hacerlo, pero al ver que no podemos solos, buscamos a la persona que creemos que es más sabia o a la que creemos que nos dará una buena respuesta. Y buscamos la respuesta en lugares y personas que, de ante mano, sabemos que Dios no apoya. Es más ¿cuántos no han hecho exactamente lo mismo que Saúl: consultar adivinos, hechiceros, nigromantes, los horóscopos o algo que les diga el futuro? En la ciudad en la que vivía podías ver un anuncio de este tipo en cada cuadra: lectura de tarot, hechicerías, amarres, quién sabe qué tanta cosa y ¡por si fuera poco en los anuncios aparecía una foto de Jesús o de algún santo, cuando es Dios mismo quién prohíbe todas estas cosas…!

Pero, verán, cuando ponemos nuestra confianza en nosotros mismos o en los hombres vamos a caer sin fuerza y en angustia, exactamente como el rey Saúl. Muchas mujeres ponen toda su esperanza en su esposo y hacen de él un mini-diosecito, de tal manera que, si el esposo les faya o se muere, su mundo se derrumba completamente. Muchos hombres depositan toda su confianza en su trabajo y sus habilidades y cuando los pierden se vienen abajo y ¿qué me dicen de todos esos papás que convierten a sus hijos el centro del universo?

Dios nos lo dice de antemano: “Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es Jehová”.

Por otro lado, quiero hablar de aquellas personas que, por su personalidad, su manera de ser y su pecado, generan cierta ansiedad y angustia en su entorno. Generalmente es gente impositiva que busca dirigir e imponerse, personas muy rígidas que no dejan mucho espacio a la tolerancia y que tratan de controlarlo todo. Este tipo de personas generan un ambiente inestable, usan las palabras de manera agresiva y se excusan diciendo que otros tienen la culpa o que no pueden controlarse. Sin embargo, ellas mismas son personas que sufren ya que son ansiosas y aprensivas.

Entonces si tu vives con una persona así o tienes un familiar cercano que te roba la paz y te hace sentir nervioso, ansioso o en estado de alerta, te invito a que en oración medites en la situación que estás viviendo, identifica qué cosas hace que te generan ansiedad y platica con él o ella de manera tranquila, tratando de edificar su carácter y ayudándole a ver lo que está generando en su entorno. Recuerda que ellos mismos están experimentando ansiedad y necesitan ayuda, quizás puedas compartirle acerca de lo que has aprendido a lo largo de estos videos o quizás tengas que buscar ayuda de un consejero bíblico.

Si por el otro lado, tú identificas que eres una persona que roba la paz en tu entorno, que causas ansiedad alrededor tuyo o que has perdido relaciones valiosas por lo mismo, te recomiendo que reconozcas la ansiedad y angustia que yacen en ti, pide perdón por las maneras en las que has lastimado y cambia el rumbo. Sigue escuchando estos videos y si lo necesitas, busca el apoyo de un consejero bíblico que te ayude a despojarte de una vez por todas de ese viejo hombre.

Todos tenemos que confiar en Dios y para hacerlo es necesario conocerlo. No podemos confiar en un Dios que no conocemos porque de antemano vamos a creer que es falible al igual que todos nosotros, pero Dios es completamente lo opuesto, Él es perfecto y no comete errores. Podemos y debemos confiar en Él, Él no miente, de hecho, Jesús dijo que en este mundo tendremos aflicciones, que pasaremos por tiempos difíciles, que habrá enfermedad y dolor, de hecho, la Biblia cuenta la historia del pueblo de Israel tal cual fue; deportaciones, hambrunas, masacres, tiempos muy oscuros y pecado, mucho pecado, pero Dios fue fiel, nunca se apartó de ellos y sigue siendo fiel con los que lo buscamos de corazón y nos ayuda; Él está ahí cuando las personas fallan, Él está ahí para enseñarnos el camino y Él ha está ahí aun cuando nosotros le damos la espalda.

¡Que tengas un lindo día y que Dios te bendiga!


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