“La Ansiedad y el Miedo”

Día 2 “La ansiedad y el Miedo”

¡Buenos días, espero se encuentren bien! En el video pasado les expliqué las diferencias entre estrés y ansiedad, algunos de sus síntomas físicos y que para poder vencerla es muy importante pedirle a Dios que nos ayude. Pero también les comenté que la ansiedad es miedo.

Verán, la ansiedad se compone 100% de Miedo, miedo a perder el control, a que las cosas cambien de repente sin previo aviso como lo estamos viviendo con la pandemia del Covi-19… Y el miedo…
nos demuestra que no tenemos el control y qué no podemos estar seguras de nada porque somos creaturas dependientes. (“Génesis 3 “porque oí tu voz en el huerto y tuve miedo”)

El miedo nos ayuda a reconocer que hay Alguien mucho mayor a nosotros”. Pero lamentablemente en lugar de buscarlo y obedecerlo, nuestra primera respuesta es resolver las cosas a nuestra manera… Y el problema con el miedo es que…

El miedo nos enfoca en nuestras circunstancias adversas. “Por ejemplo, Adán y Eva se enfocaron en que estaban desnudos, en que habían hecho algo muy malo, en esconderse, pero dejaron de ver que Dios, su Creador, es un Padre bueno a pesar de lo que nosotros hagamos…

Y el miedo, nos acompaña todos los días. “Puede ser algo tan automático e inconsciente como ponerle seguro a la puerta o ponernos el cinturón de seguridad (ya sea porque nos da miedo un accidente o recibir una multa), pero el miedo también puede llegar a ser algo desproporcionado y de ahí las llamadas “fobias”.

Y fobias existen muchísimas, algunas más comunes que otras y otras definitivamente tan raras que incluso podemos llegar a pensar que alguien se las está inventando, como la Eufobia, miedo a las buenas noticias o la Optofobia, miedo a abrir los ojos. Sin embargo, todos tenemos, a mayor o menor escala, nuestras excentricidades, mi esposo, por ejemplo, no se puede acercar a la orillita de un segundo piso, que digo de un segundo piso ¡del primero! porque le entra pánico, mi papá veía sangre y literalmente se desmayaba del susto, mi cuñado, prefiere entrar a terapia intensiva antes de que lo toque una jeringa o que me dicen de esas miles de mujeres en el mundo que les da pánico subir de peso.

Pero todas las fobias, por chistosas, extrañas o normales que nos parezcan, no son más que miedo y el miedo nos recuerda que somos vulnerables, que estamos en constante peligro, peligro de accidentes, enfermedades, cambios inesperados, críticas o de abuso físico y psicológico.

Y la mayoría de los miedos son los mismos en todos nosotros: miedo al dentista, a hablar en público, a volar, al dolor, a depender de otras personas, a la inestabilidad económica, a la enfermedad o a la muerte. Porque la incertidumbre nos acecha y dentro de nosotros sabemos que no tenemos el control ni podemos estar 100% seguros de nada, todo puede cambiar en cuestión de segundos, sin embargo

º Meditar en nuestros miedos nos puede ayudar a comprender (quiénes somos; qué queremos, qué amamos, qué creemos que necesitamos, pero debemos analizarlo a la luz de quién es Dios porque eso es lo que hace la diferencia… porque cuando reconocemos que Él es el único que verdaderamente tiene el control de todas las cosas y que nuestro enfoque debe de estar en las cosas de arriba, como dice Colosenses 3, entonces dejamos de luchar por querer tener el control y comenzamos a depender de Él como hijos a un Padre bueno.

Miren, a mí me pasó, luego de sufrir un tiempo de muchísima ansiedad comencé a reflexionar en qué me motivaba a hacer las cosas, para mi sorpresa pude descubrir que, invariablemente, el miedo me motivaba a hacer o dejar de hacer casi todo y vivía esclavizada a él; cuando compramos la lancha, al principio me opuse rotundamente porque me daba miedo que algo pasara, cuando íbamos a viajar me la pasaba estresada unos días antes y no disfrutaba la emoción, a veces regañaba o no a los chicos por miedo a mal educarlos, hacía o dejaba de hacer cosas por miedo a las personas; a no ser aceptada, a las críticas, al rechazo, a que me lastimaran, pero gracias a Dios Él me ayudó a poner un alto a mis miedos y pude ver que unos de mis mejores recuerdos familiares son en la lancha y los viajes, que mis chicos no son más malos ni más buenos por un regaño más o uno de menos, que tratar de complacer a todo el mundo es una tarea imposible, que la gente es igual de pecadora que yo y que van a lastimarme, y que además, Gálatas 1:10 al único que debo complacer es a Dios… y el miedo nos enfoca en todo… menos en Él.

Y como podemos ver, el miedo habla muchísimo de lo que hay en nuestro interior, lo que en verdad valoramos, lo que atesoramos, en quien tenemos puesta nuestra confianza, así que, detente un momento y medita ¿Qué te da miedo? ¿Qué dicen tus miedos acerca de ti? ¿En qué o en quién tienes puesta tu confianza? quizás tienes miedo a no tener tus necesidades cubiertas y por eso te afanas tanto con el trabajo y las cuentas, quizás quieres ser aceptado y temes el rechazo y por eso vives para complacer a todo el mundo, quizás quieres admiración y temes perder tu figura y por ello te obsesionan las dietas y el ejercicio, quizás quieres amor y temes que tu pareja se vaya con alguien más y por eso te has vuelto posesivo y controlador, quizás quieres respeto y temes ser ignorado y por eso te la pasas gritando y exigiendo que se te escuche, quizás quieras juventud y temes envejecer por eso estás tan al pendiente de las cremas y los procedimientos estéticos, quizás quieres salud y temes enfermar por eso te la pasas en análisis clínicos y en doctores, quizás temes que tus hijos no sean aceptados y por eso no dejas pasar ni un error y educas muy rígido. Detén tu mundo unos minutos y medita en esto, pídele al Espíritu Santo que te ayude a reconocer cuáles son tus miedos y que están diciendo de ti, pero sobretodo ¿qué dicen de tu relación con Dios? ¿en verdad confías en Él? Medítalo.

¡Que tengas un lindo día y que Dios te bendiga!


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *