“La Promesa del Padre”

La Promesa del Padre
Hechos 1:1-5

Una de las razones por las que hay tantas diferencias doctrinales entre las iglesias es debido a una mala interpretación del libro de los Hechos. Gran parte de las diferencias en cuanto al don de lenguas, sanidades, la oración, las misiones, el gobierno de la iglesia, el bautismo del Espíritu Santo y muchas cosas más se desprenden de textos en este maravilloso libro.

A lo largo de las próximas semanas me gustaría que juntos exploremos las profundas verdades de la Palabra de Dios en este libro, confiando en que al ser cuidadosos y diligentes en nuestro estudio, el Espíritu Santo hablará a nuestras vidas y nos ayudará a disipar muchas interrogantes, pero más aún, nos revelará cada vez más a Dios y aprenderemos a amarlo como nunca y a entender la tarea que tenemos como discípulos de Cristo.

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Hechos 1:1-5
“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”

Lucas, el autor del evangelio que lleva su nombre escribió el libro de los Hechos como una continuación de la obra de Jesús. Me gusta mucho cuando dice que en el primer escrito, es decir en el evangelio, escribió acerca de lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar. Y me gusta porque el libro de los Hechos es la continuación de lo que Jesús comenzó a hacer. Es decir, Hechos es lo que Jesús siguió haciendo por medio de su Espíritu Santo y sus discípulos.

En la actualidad conocemos este libro como Hechos de los Apóstoles, aunque en lo personal creo que un nombre más preciso debería ser Hechos del Espíritu Santo ya que es el Espíritu Santo de Dios quien obró a través de estos hombres para constituir la iglesia del Dios vivo.

Pero una de las cosas que más me llamó la atención la primera vez que leí este libro, fue el versículo 3. Mucha gente vive pensando que Jesús resucitó y el mismo día de su resurrección se fue al cielo y hasta allí llegó la historia. Pero cuando leemos este versículo debe emocionarnos la profunda verdad histórica de que Jesús estuvo apareciéndose a sus discípulos y a muchas personas a lo largo de 40 días antes de ascender a los cielos.

Esto es algo muy importante porque nos da una certeza y una validez acerca de la resurrección como pocas cosas. El hecho de que cientos de personas hayan visto a Jesús resucitado, hayan comido con él, lo hayan tocado, hayan escuchado sus instrucciones y mandatos y la hermosa manera de explicarles las cosas que vendrían ¡durante cuarenta días! Wow!

Y me gusta que Lucas, quien era médico de profesión, meticuloso y detallado, explique que Jesús se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. En una ocasión estaban los discípulos reunidos en un cuarto con las puertas cerradas y de pronto, de la nada, se presenta Jesús en medio de la habitación. ¿Te imaginas? Estos hombres lo habían visto morir hace apenas tres días, habían cargado su cuerpo muerto desde la cruz hasta la tumba, le vieron desangrarse tras una espantosa tortura y una agonizante crucifixión… ¡y de pronto se les aparece en un cuarto cerrado!

Obviamente todos se asustaron y dijeron “¡un fantasma!”, seguramente ellos no esperaban que el Señor volviera de la muerte. Desde su perspectiva el mesías debía sentarse en el trono de Israel y derrotar a sus enemigos y en cambio lo habían matado. Seguro se debatían ¿qué significaba todo esto? pero el Señor les explica con la gracia y el amor que le caracterizaba: “¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.”

Y entonces comió y bebió con ellos demostrándoles que en verdad era Jesús resucitado. Cuando le contaron a Tomás lo que había pasado, Tomás se negó a creer el dicho de sus amigos, él solamente creería si pudiera verlo con sus propios ojos y si pudiera ver los agujeros en sus manos y meter su mano en su costado. En una segunda ocasión en la que Tomás estaba presente el Señor volvió a presentarse y esta vez habló directamente con Tomás y le mostró sus manos perforadas y Tomás metió su dedo en su costado y creyó.

Cosas así ocurrieron durante esos cuarenta días en los que Jesús platicó con los discípulos que iban camino a Emaús y les enseñó como las Escrituras detallaban todas estas cosas acerca de Él. En otra ocasión le apareció a más de quinientas personas a la vez… pero lo que Lucas quiere que recordemos es que el Señor reafirmó que debían esperar la promesa del Padre.

¿Y qué es lo que el Padre había prometido? El Padre había prometido que cuando Jesús se fuera enviaría al Consolador, al Espíritu Santo. El Espíritu de Dios estaría con ellos y les guiaría a toda verdad. Así como Juan había bautizado con agua, ahora era necesario que los creyentes fueran bautizados con el Espíritu Santo en no muchos días.

Esto sería algo que cambiaría por completo el curso de la historia y la relación que el hombre tenía con Dios. Ya en el pasado el Espíritu Santo había venido sobre algunas personas a quienes Dios había escogido para comunicar su Palabra, los profetas, pero era una experiencia en la que el Espíritu de Dios venía sobre las personas y eran llenos del Espíritu de manera temporal y para cumplir los propósitos específicos de Dios.

Pero ahora la promesa del Padre era algo completamente nuevo. El Espíritu Santo de Dios habitaría permanentemente en los creyentes y les ayudaría a vivir la nueva vida que Cristo había comprado con su sacrificio en la cruz.

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2 thoughts on ““La Promesa del Padre”

  1. Dios le Bendiga, Me Interesa Mucho Poder Aprender ; Conocer a Nuestro Señor, Aún Más, Con Las Enseñanzas Que Ud. Da.
    DIOS LE BENDIGA MUY GRANDEMENTE, CRISTO VIVE Y CRISTO VIENE!!!

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