Nunca es tarde para educar correctamente

Proverbios 1:8-18

Por Aimeé Pérez

¡Buenos días mujercitas espero se encuentren bien! Hoy estaremos viendo Proverbios 1:8-18 pero te aconsejo que le des una leída antes para que tengas una idea más clara de lo que estoy hablando.

Resulta que el rey Salomón, el hombre más sabio de todos los tiempos, determina que una de las mejores cosas que puede hacer es escribirle a su hijo un libro lleno de consejos prácticos para que lleve una vida buena. Pero no solo eso, sino que el Espíritu Santo lo inspira para escribirlo. Y entonces Dios, por medio de todos estos proverbios invita a sus hijos a razonar y a pensar en esas cosas importantes de la vida que a veces no nos gusta o no queremos considerar. Es por eso que muchas personas llegan a la edad adulta llenas de auto-reproches y con ese sentimiento de que la vida se les fue de entre los dedos y ni cuenta se dieron.

Sin embargo, esa es una de las razones por las que me encanta el libro de proverbios, porque, no importa cuántos años tengamos; si estás joven o chica, si estás a la mitad de tu vida o en tus últimos años, siempre podemos y tenemos que cambiar alguna mala maña. Y si has aceptado el sacrificio de Cristo, Dios es y será tu Padre siempre y no va a dejar de aconsejarte para que tengas una vida como Él manda. Y esto se los enfatizo a aquellas mujeres mayores que piensan que, como ya están grandes, o sus hijos ya están casados y son independientes, o la juventud lleva un ritmo de vida diferente, y parece que nadie las escucha; han creído que ya terminaron su crecimiento y madurez espiritual, esto no es así, ante los ojos de nuestro Padre, mientras estemos en este mundo aún nos queda mucho por aprender, madurar y aportar en nuestro entorno. Es por ello que tenemos que estudiar y meditar en su Palabra y estar atentas a la instrucción de Dios.

Ahora, si se fijan, desde el versículo 10 hasta el 18 Salomón le está advirtiendo a su hijo sobre las malas compañías; le aconseja que se aparte de ellas, que no se deje engañar por los pecadores, ni convencer para hacer lo malo, que huya de los que quieren derramar sangre, espiar al inocente y del que quiere hacerse rico ilegalmente. Y yo sé que algunas de ustedes se identifican con lo que está hablando, mientras que otras no lo hacen y por lo mismo concluyen que esto no les compete.

Pero vivimos en un mundo en que la maldad va cada vez peor, y si en verdad quieren hacer su mejor papel como madre, necesitan (al igual que lo hizo Salomón) educar a sus hijos (no importa su edad), y hablar con ellos, pero no solo eso, porque acuérdense que una cosa es saber lo que tienes que hacer y otra bien diferente es tener los pantalones de hacerlo. Como les expliqué en el devocional pasado, a Salomón le valió gorro tener tanta sabiduría, de todas maneras, se apartó del camino de Dios e hizo lo que quiso. Y su hijo hizo exactamente lo mismo, porque como dice el dicho “la manzana nunca cae lejos del árbol”, y ¿saben por qué? porque la mejor manera de predicar es con el ejemplo.

Ayer me enteré que a una persona muy querida por mi familia le enterraron un picahielos para robarle la bicicleta de montaña, y mientras escuchaba los comentarios de indignación, tristeza, preocupación… pude notar que, sin que lo comenten abiertamente, las personas concluyen que este tipo de delincuentes pertenecen a la clase social baja. Entonces le echan la culpa al gobierno, al dinero, a las escuelas, a una pobre preparación, en fin… a muchas cosas que, si bien influyen bastante, no son el meollo del asunto.

¡Piénsalo! te vas a dar cuenta que muchos de los países que gozan de una excelente economía y programas sociales tienen problemas fuertísimos de adicciones, psicológicos, familiares… es más, recuerdo que cuando vivimos en Canadá, era deprimente pasar por el centro de la hermosa ciudad de Vancouver. Para donde voltearas te topabas con indigentes adictos, enfermos mentales y miseria, no económica, por supuesto que no, pero ¿quién dijo que la miseria se limita a la economía? Puedes ser miserable de muchas maneras. Así como puedes ser asesino, ratero, mentiroso o voyerista sin importar la clase social a la que perteneces…

Es que la falta de temor y obediencia a Dios es el principio de nuestro desastre, y mientras solo critiquemos nuestro entorno o la maldad que hay en él, pero no seamos conscientes de nuestros propios errores, ni el gobierno, ni las instituciones, ni las buenas intenciones van a cambiar el rumbo autodestructivo en el que va la humanidad.

Así que, si eres mamá, por favor proponte educar a tus hijos con buenos consejos y sermones, ¡pero también con el ejemplo! Pon consecuencias firmes cuando tengan malas actitudes y acciones cuidando el ejemplo que les das. No es sensato pedirles a los hijos que actúen diferente a lo que les modelamos. Por ejemplo: La mamá que ya no sabe ni qué hacer para que el mocosito le haga caso. Y entonces comienza a amenazarlo con una sarta de tonterías que no le va a cumplir: “no vas a ir mañana a la fiesta de tu hermano, no vas a salir del cuarto en toda la semana o, el más ridículo de todos “te va a llevar el coco” ¿sabías que hasta en Japón tienen su versión amenazante del coco?

Ósea, para cualquier persona adulta es obvio que estás mintiendo y exagerando, pero ¿te has detenido a pensar cómo lo interpreta la cabecita de un niño? Ay te va, de 0 a 6 años no lo interpreta de ninguna manera, solo lo tienes verdaderamente confundido ¿cuál es la realidad? ¡ah! porque todavía esperas que te crea cuando le dices que no te suelte la mano en el súper porque “alguien” se lo van a robar!

Entre los 7 y 9 años su mentecita comienza a entender que eres una mamá inconsistente, exagerada y, mientras no lo caches, puede hacer de las suyas. Para la mente del de 10-12 años es válido decirte “algunas” mentiritas cuando quiere algo. Y ya cuando llegue a la adolescencia…pues… ¡mejor huye porque ahí si se te va a aparecer el coco!

Las dejo con esto: la mejor manera de educar es inculcar temor de Dios y respaldar nuestras palabras con hechos congruentes.

¡Que tengas una linda semana y que Dios te bendiga!


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