El que nada debe… duerme tranquilo

Proverbios 6:1-5

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! Hoy estaré platicando acerca de los primeros versículos del Proverbio 6. Lo que Salomón le quiere enseñar a su hijo es acerca de las deudas económicas. Y sé que esto va a atrapar la atención de muchas de ustedes porque vivimos en una época en la que vivir de crédito o de prestado se ha vuelto común, un hábito cotidiano.

Es más, hasta tenemos dichos que aseguran que “el que nada debe nada tiene” y no soy ingenua, por supuesto que sé que muchas veces así debe ser porque, pocos pueden acumular el dinero necesario para comprar una casa, o un auto, o un refrigerador nuevo, el problema es cuándo nos embarcamos en una deuda que de antemano sabemos que no podremos pagar, o que a duras penas podremos librar cada mes.

Lo que Salomón dice es: “Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un extraño, Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.

Por supuesto que debemos parafrasear un poco porque en la época de Salomón la palabra de un hombre tenía mucho valor y además se usaba que si no podías pagar te vendías como esclavo hasta que pagaras la deuda.

Hoy en día te aseguro que nadie te presta solo con lindas palabritas (a menos que sea tu familiar) y muchas veces hasta entre familiares se cobran intereses. Hoy te piden varias firmas, avales, te amenazan con cobrar intereses sobre intereses, con molestar a todos tus familiares y conocidos y, por si fuera poco, ponerte en el pasillo de la fama: el buró de crédito en donde todos te hacen la ley del hielo. Ósea que en pocas palabras terminas igual de esclavo, pero escondiéndote de tus acreedores. Vaya hay quién decide salir huyendo de la ciudad y abandonar todo.

Pero lo que Salomón le aconseja a su hijo es lo siguiente: “Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo. Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo. No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento; Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de la mano del que arma lazos”.

Ósea, ya te metiste en problemas ahora da la cara y resuelve la bronca. Hay muchas mujeres que compran a paguitos; Betterware, Avón, Mary Kay, Andrea…un chorro de cosas y ahí se traen a la pobre vendedora con el legendario “mañana…ahora si ven mañana, te prometo ya no se me va a olvidar”.

Hay muchísimas personas así, les importa tres cacahuates traerse al vendedor vuelta tras vuelta y a llamada tras llamada, los pobres vendedores se gastan toda su comisión en hablar por teléfono y en dar vueltas a sus casas. Vaya se ha vuelto tan normal que estén atrás de nosotros para recordarnos que debemos pagar que ya hasta se contratan cobradores telefónicos para que te estén hablando.

La verdad es que ¡no se vale! si adquiriste una deuda tu prioridad debe ser pagarla, no estarte escondiendo. Ahora, si de plano ya no puedes, habla, queda en algo, arregla la situación de alguna manera y cumple tu palabra.

Pero por el otro lado, también es importante que aprendas a distinguir qué cosas son necesarias y qué cosas no, no tienes que tener todo lo que quieres nada más porque lo deseas. Si no se puede, pues no se puede, mejor ahorra y cuando tengas suficiente lo compras, y eso quiere decir que tendrás que hacer sacrificios; no comparte esa blusa que acabas de ver, o aprender a decirles no a tus hijos, no tienes que darles todo lo que quieren, y ellos no tienen que gastar todos los fines de semana.

Pero ten un objetivo, es mucho más fácil comenzar a ahorrar cuando tienes claro para qué o por qué estás ahorrando; unas vacaciones en familia, ese vestido que tanto te gusta, un perro, el retiro, un imprevisto ¿qué se yo? Lo que sea que te propongas.

Así que, a partir de hoy no adquieras deudas innecesarias, ¡libera tu sueldo de la tarjeta de crédito! Mira, las tarjetas sirven para dos cosas, comprar lo que deseas y arrepentirte con intereses 24 meses por haberlo comprado y a veces hasta más tiempo. Cuando vayas de compras déjala a propósito en tu casa, pospón la compra, vas a ver que muchas veces si no compras en ese momento se te hace más fácil ya no comprarlo.

Así que te dejo con esto, parafraseando a Salomón: escápate de la mano de la tarjeta de crédito y huye de las deudas, porque “el que nada debe…duerme tranquilo”.

¡Que tengas una linda semana y que Dios te bendiga!


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