Tienes Problemas con Alguien

Proverbios 25:9-10

¡Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien! el proverbio de hoy está súper interesante porque nos enseña acerca de cómo debemos arreglar los problemas con las personas dice: Proverbios 25 versículos 9 y 10 “Trata tu causa con tu compañero, Y no descubras el secreto a otro, No sea que te deshonre el que lo oyere, Y tu infamia no pueda repararse”.

Me encanta porque en pocas palabras nos está diciendo no le andes contando a todo el mundo el problema que hayas tenido con “x” persona porque puede ir a contar lo que le dijiste y el problema se hará aún mayor y quedarás como chismosa y peleonera, mejor ve y arréglalo con la persona directamente.

Y mientras digo esto se me vienen a la mente las palabras de Cristo en Mateo 5 cuando dice: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”.

Dios le da mucha importancia a que arreglemos nuestras diferencias de manera cristiana, tranquila, y que no andemos metiendo a terceros o a cuartos o a quintos para arreglar el asunto. Pero al ser humano nos encanta andar buscando adeptos a nuestra causa y buscamos quedar bien con todo el mundo, aunque eso signifique hablar de las cosas privadas de otra persona, exagerar el asunto o ponernos como las víctimas y nos es bien sencillo culpar a los demás sin analizar objetivamente nuestros propios errores.

La pregunta interesante es ¿Por qué les contamos a los demás cuándo tenemos un problema con alguna persona? o sea, ¿Por qué la adolescente les platica a sus amigos “íntimos” cuando se pelea con su mejor amiga? ¿Por qué una esposa les platica a sus padres cuando tiene una discusión con su esposo? ¿Por qué la suegra les platica a sus hermanas lo que odia de su nuera? ¿Por qué las nueras hablan mal de sus suegras con sus hermanas? ¿Por qué las amigas divulgan los pleitos con otras mujeres? ¿Por qué en la Iglesia hay tantas divisiones y chismes en los grupos de mujeres? ¿Por qué?

Si lo pensamos tantito vamos a descubrir que nos preocupa muchísimo lo que puedan llegar a pensar de nosotras las personas que nos rodean y nos encanta tener la razón, nos gusta que la gente nos adule, nos apoye e inclusive nos agrada que nos prefieran a nosotras por encima de cualquier otra persona. Por eso es que les contamos a las personas más cercanas los secretos o las discusiones privadas que tenemos.

Y muchísimas veces nuestro enfoque no está en arreglar la situación, sino en salir bien libradas a los ojos de los demás, lo que comúnmente se dice “salvar el pellejo”, aun cuando seamos cristianas y hayamos escuchado versículos como el de 1 de Corintios que dice “Así que, por cierto es ya una falta que tengan pleitos entre ustedes mismos. ¿Por qué no sufren más bien el agravio? ¿Por qué no sufren más bien el ser defraudados?”, la realidad es que creemos que la unión hace la fuerza, pero con Cristo es diferente, Cristo dice que lo primero que tenemos que hacer es ir a hablar a solas con nuestro hermano buscando la reconciliación y dejar pasar la ofensa.

Sin embargo, somos testarudas y muchas veces no dejamos ir las cosas, al menos no tan fácilmente y en medio de nuestra testarudez nos explota nuestra imprudencia y se hacen las cosas mucho más grandes, por eso dice (parafraseando un poco) “que no cuentes el problema, no sea que al que se lo contaste cuente todo y le infle, y tu quedes tan mal frente a las personas, que ya no puedas ni repararlo”.

Pero, también debo reconocer que hay otra razón por la que muchas personas divulgan sus pleitos personales (no es la más común y aunque parece ser por una causa noble la verdad es que tampoco es lo correcto) esto se debe a que en verdad no saben qué hacer y buscan ayuda. Pero en la búsqueda de saber que hacer cometen la indiscreción de contarles todo a varias personas y entre ellas a las menos indicadas.

Si tu identificas que ese es tu caso y queriendo mejorar las cosas cometiste la imprudencia de buscar consejo en donde no debías, entonces te recomiendo que busques un consejero sabio e imparcial, que sea maduro en la fe y que se enfoque en la restauración de la relación, no en favorecer más a uno que a otro, ni que busque sacar algún tipo de beneficio personal o que te diga justo lo quieres escuchar. El consejo que tú necesitas es el consejo de Dios y ese lo encuentras en las Escrituras y escuchando las personas de tu Iglesia más maduras en la fe.

Así que, esta semana te recomiendo que seas obediente a la Palabra de Dios y si tienes problemas con alguien date prisa en arreglarlo, recuerda Mateo 18:21 y 22 “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”.

¡Que tengas una linda semana, y que Dios te bendiga!


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