Viviendo la Fe :: Mateo 11 “Suelta el estrés, Dios tiene el control”

Mateo 11: “Suelta el estrés, Dios tiene el control”

“Buenos días mujercitas, espero se encuentren bien. Hoy estaremos hablando acerca de la tranquilidad que podemos encontrar en Cristo cuando estamos angustiadas. Les recomiendo leer Mateo 11: 28-30 para que tengan una idea más clara de lo que estoy comentando.

Cada vez son más las mujeres que luchan con ataques de ansiedad, esa espantosa sensación de sudor frío, palpitaciones cardíacas elevadas, esa extraña impresión de que te estás saliendo de ti misma y que el tiempo se detiene… Estás segura que tu fin ha llegado y corres al hospital, pero cuando llegas, el medico te dice que es “estrés”. Pero doctor usted no entiende ¡Me estoy muriendo!…No señora, es pura ansiedad… ¡Pero mi corazón doctor! estrés…pero…estrés señora, estrés…

O cuando experimentas un terrible dolor de abdomen, y piensas lo peor: cáncer de colon, o cuando menos ¡divertículos expuestos! pero solo te recetan una pastillita para la gastritis nerviosa o el síndrome de colon irritable que ¿qué crees? fue provocado por estrés. O ese dolor de cabeza incontrolable, que si no es mínimo una migraña complicada se trata de un tumor inoperable, pero una vez más el diagnóstico es el mismo, “estrés”.

Y te vas a tu casa y luchas con el diagnóstico porque estás segura de que se necesita algo mucho más fuerte que el mentado estrés, para inmovilizarte de ese modo. Pero después de varias idas a urgencias y especialistas te convences… la colitis nerviosa, los ataques de pánico, las migrañas y un sinfín de enfermedades psicosomáticas son provocadas por ese enemigo tan poderoso llamado “estrés”.

Sea como sea, sientes que las cosas se te están saliendo de control y reconoces que necesitas ayuda, entonces buscas al psicólogo quién muy probablemente, te dará pastillas para ayudarte a bajar este estado de angustia en el que te encuentras, y aunque no contabas con los desajustes que provocan, te sientes tan mal que estás dispuesta a probar con lo que sea.

Debo confesar que puedo hablar de esto y hasta ponerle un poco de humor, porque, a lo largo de mi vida yo misma he experimentado las consecuencias de la ansiedad y de las preocupaciones, soy por tendencia natural: racional y organizada, pero también soy pecaminosamente perfeccionista y controladora, me gusta saber que sigue. Una mezcla perfecta para incubar todo este tipo de patologías.

Sin embargo, tanto mi lucha personal, como escuchar y aconsejar mujeres me ha enseñado que la única respuesta efectiva en contra de las ansiedades es Cristo.

Uno de los principales motivos de la ansiedad y del estrés es porque queremos controlar las cosas, a las personas e inclusive las circunstancias que nos rodean. Y cuando sucede algo que nos recuerda que no tenemos el control, como la muerte de un familiar, el rechazo, un accidente, una enfermedad, o simplemente una nueva etapa en la vida, entramos en pánico y sentimos que estamos perdiendo el control.

Pero si lo analizas un poco, vas a descubrir que realmente no tienes el control de nada, creemos que controlamos lo que vamos a hacer hoy, en donde pasaremos la siguiente navidad, y hasta pensamos que podemos controlar algunas enfermedades si comemos sano y hacemos ejercicio. Y así es, pero hasta cierto punto, porque la última palabra nunca es nuestra, es más, si somos honestas, vamos a descubrir que muchas veces, ni siquiera podemos controlar lo que decimos.

Pero la tendencia del ser humano es querer resolver y controlar él mismo su propia vida, sin tomar en cuenta a Dios, no nos gusta dar cuentas de nuestras resoluciones, ni tener que someternos a las decisiones de alguien más. Lo podemos ver desde la más temprana edad, inclusive, lo confieso, una de mis frases favoritas para terminar una discusión con mis adolescentes es: “bueno, mientras vivas en esta casa se hace lo que yo digo, ya cuando tengas la tuya, podrás hacer lo que tú quieras”.

Todos estamos buscando ser libres y no darle cuentas a nadie, los hijos a los padres, las mujeres al esposo, el esposo al dueño, el dueño a los inversionistas, los inversionistas a hacienda y hacienda… ¿para que meternos en política si ya quedó claro el punto? ¿verdad que es cierto? Somos rebeldes y nos encanta creer que sabemos lo que estamos haciendo.

Sin embargo, Jesús sabía que así no funcionan las cosas, necesitamos de Él porque Él es el único que sí tiene el control y el único que nunca se equivoca. Es como si dijera, mira Lupita, Rosa, Aimeé (no sé, pon tu nombre): En esta vida nunca es tarde para buscarme, ven a mí y encontrarás descanso.

Y la manera en la que puedes buscar a Jesús no es nada complicada, lee tu Biblia y habla con Él, dile lo que sientes y cómo te encuentras, “Padre perdóname por querer controlar las cosas sin tomarte en cuenta, me siento angustiada y no sé qué hacer, por favor toma el control de esta situación que me tiene preocupada y, muéstrame claramente el camino que debo de andar”.

Esta semana recuerda el versículo que dice: “Fíate en el Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”.

¡Que tengas una linda semana y que Dios te bendiga!


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