El medidor del amor

Creo recordar desde siempre conversaciones como “yo te quiero más – no yo más…” Hace algunos días mi esposa y yo estábamos enfrascados en esa conversación, como tantas otras veces, y casi siempre termina con ella diciendo “yo te vi primero” y yo respondiendo “pero yo te hablé primero”. El punto es que nos hizo preguntarnos si Dios habrá hecho algún medidor para el amor y parece ¡que sí lo hizo!

Inmediatamente me vinieron pasajes a mi memoria como 1 Juan 4:19 que dice que nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero, o aquel en Romanos que dice “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”; pero la cereza en el pastel fueron las palabras de Jesús en Juan 15 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. ¡Esa era la respuesta!

El amor se expresa en la entrega, el servicio, en buscar lo mejor para la otra persona. El apóstol del amor escribió: “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos”. De modo que para resolver el enigma que nos tenía confundidos bastó solamente preguntarnos ¿quién se entrega incondicionalmente por el otro? ¿quién está dispuesto a sacrificarse por servir a la otra persona, por buscar el bienestar del otro antes que el propio? ¡Ese es el amor que debe caracterizar a los discípulos de Cristo y debo confesar que fallo horriblemente! En definitiva, mi esposa me ama más.

Pero ahora que tenemos un medidor del amor ¿por qué no hacemos de nuestra oración 1 Corintios 13 y le ponemos nuestro nombre? “Señor hazme un instrumento de tu amor,  a ser sufrido, benigno, a no tener envidia, a no ser jactancioso, no envanecerme, no hacer nada indebido, no buscar lo propio, no irritarme o guardar rencor. Que pueda gozarme de la verdad y no de la injusticia. Que pueda sufrir todas las cosas por amor a tu nombre y creer, esperar y soportar hasta el cumplimiento de todas tus promesas, amén”.

¡Que Dios te bendiga y te haga un reflejo de su gracia!


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *