¿De qué se trata la Biblia?

¡La Biblia es un libro fascinante! Además de ser la Palabra escrita de Dios como ya hemos dicho, es un libro lleno de emoción, intriga, acción, poesía, revelación y una riqueza inagotable de sabiduría. En sus páginas vemos una perfecta radiografía del ser humano con sus grandes luchas y necesidades, al tiempo que nos muestra los planes de Dios para la humanidad y cómo satisfacer esa constante búsqueda de propósito y significado.

Aun cuando la mayor parte de la Biblia es la historia de la nación de Israel, es por medio de esta historia que Dios ha escogido revelarse a los hombres.
La Biblia comienza con Dios. “En el principio Dios creó…” y nos da una descripción acerca de la creación de todas las cosas, siendo el hombre la corona de todo lo creado.

Génesis nos cuenta cómo Dios creo al hombre perfecto, a imagen y semejanza de Dios, con el propósito de que éste se enseñorease de la creación y gobernara la tierra. El hombre debía hacerlo en sujeción al soberano Dios del universo, sin embargo, la rebelión del hombre contra Dios introdujo el pecado y provocó la enemistad de la humanidad para con su Creador.

A pesar de la desobediencia del hombre, desde el principio, Dios nos deja ver su gracia y misericordia al prometer que en un futuro vendría de la simiente de la mujer un Redentor; alguien que nos reconciliaría con Él para siempre.

Conforme la historia se desenvuelve, la Biblia nos habla de las promesas que Dios le hace a Abraham; promesas que hablan de bendición a todas las naciones por medio de su descendencia. De Abraham surge la nación de Israel que es sometida a la esclavitud en Egipto durante cuatrocientos años, hasta que Moisés es llamado para liberar al pueblo escogido tal y como el Señor lo había anunciado cuatro siglos antes a su siervo Abraham.

Mediante señales y prodigios Dios libera a la nación de Israel por mano de Moisés. Es en el desierto del Sinaí donde les entrega su Ley que hoy conocemos como los 10 mandamientos. Más tarde, conforme a lo que Dios había prometido, lleva a la nación de Israel a la tierra de Canaán que conquistan bajo el liderazgo de Josué.

Años más adelante la nación se establece bajo el reino de Saúl, seguido por David y Salomón. Tras la muerte de Salomón el país se divide en los reinos de Israel (al norte), y Judá (al sur), como consecuencia de su constante rechazo hacia Dios. Eventualmente el reino de Israel es destruido por Asiria en 722 A.C. y el reino del sur, Judá, conquistado por Babilonia destruyendo el templo y la ciudad de Jerusalén en 586 A.C.

Tras 70 años en el exilio, los judíos regresan a Jerusalén a reconstruir su ciudad y su templo. Con el paso de los años guerras iban y venían y los imperios se sucedieron unos a otros hasta llegar al tiempo de Cristo.

La Biblia nos relata el nacimiento de Jesús en Belén de Judea, como había sido profetizado siglos atrás, y nos narra su vida, sus enseñanzas y cómo fue crucificado para reconciliar a los hombres con Dios por medio de su vida de perfecta obediencia y su muerte en la cruz.

Seguido de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos formaron la primera iglesia en Jerusalén esparciendo las buenas nuevas de la reconciliación con Dios por todo el mundo conocido.

Los apóstoles comunicaron las Palabras de Dios a las iglesias mediante cartas que explican el mensaje del Evangelio y las implicaciones que tiene en la vida del creyente. Es de estas cartas que entendemos los principios que deben guiar a los seguidores de Jesús y cómo debe regirse la vida de la iglesia.
Conforme la Biblia llega al cierre, nos permite dar un vistazo a las cosas futuras, al final de la humanidad y al regreso prometido de Jesús como Rey de reyes y Señor de señores. El libro termina con una descripción del nuevo cielo y la nueva tierra, que son presentados como la morada eterna de Dios con los hombres redimidos al final de los tiempos.

¿Cuál es el Tema Central de la Biblia?

El tema central de la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis es la redención de la humanidad. Desde que el hombre le dio la espalda a Dios, el Creador ya había planeado proveerle un camino para la reconciliación por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. La Biblia enfatiza la santidad y la pureza de Dios y cómo el pecado no puede estar en su presencia para siempre. Es por ello que Jesús vino a pagar el precio por nuestros pecados para que aquellos que aceptan el regalo de su misericordia puedan ser justificados y reconciliarse con Él eternamente.

La Biblia también fue dada para advertir del castigo eterno en el infierno a aquellos que rechazan el amor de Dios y le dan la espalda a la provisión para sus pecados (Génesis 2:17; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:11-15).

Pero más allá del relato de Dios revelándose a la nación de Israel por medio de sus profetas y apóstoles, y finalmente, en carne y hueso por medio de Jesucristo, la Biblia es el regalo del Señor de revelarse a la vida de cada individuo que lee Su Palabra. Dios preservó estos escritos durante tantos siglos para que usted y yo pudiéramos conocerle como Él es y entender el camino hacia la reconciliación con nuestro Hacedor.

Es en las páginas de la Biblia donde podemos descubrir al Dios de misericordia y amor que provee para nuestras necesidades, al Padre que comprende nuestras carencias y deficiencias, al Pastor que nos protege y guía en los momentos más oscuros de nuestras vidas.

La Biblia no es un libro mágico que se deba consultar como diccionario médico o compendio de augurios. Debemos verla como la carta de amor de Dios en la que quiere darse a conocer y, como a niños pequeños, con toda paciencia y ternura revelarnos sus planes y propósitos para nuestras vidas. Si venimos a la lectura de este maravilloso libro buscando descubrir a Dios en sus páginas, estoy seguro que lo encontraremos como nos instruyó Él mismo por medio de Isaías:

“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”
Isaías 55:6-11


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