Génesis 19:15-16 “Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.”
¡Qué imagen tan maravillosa en medio de la tremenda calamidad! La maldad de Sodoma y Gomorra había llegado a su colmo y el Señor estaba determinado a derramar su juicio contra toda la depravación y la maldad de aquel lugar. Unos versículos antes podemos leer a Abraham intercediendo por la ciudad en favor de los justos que pudiesen estar allí y Dios accedió a no destruir la zona si encontrara al menos 10 justos, pero no se hallaron. ¿hasta dónde llega nuestra complacencia con el pecado que llegamos a tolerarlo como algo normal? ¡Que en la población entera de estas ciudades no hubiera si quiera 10 hombres que buscaran a Dios!
Sin embargo, lo que leímos al principio me motiva en gran manera. Los ángeles enviados a destruir las ciudades le advierten a Lot para que tome a sus yernos, su mujer y sus hijas y se salven. Pero en medio de toda la conmoción Lot se queda paralizado ¡no se va! La ira de Dios está a punto de derramarse sobre todos, los yernos lo tiran a loco y se burlan y Lot en lugar de huir por su vida con su esposa y sus hijas se queda inmóvil.
Pero me encanta la misericordia de Dios porque dice que los ángeles lo tomaron de la mano, y de la mano de su mujer y de sus dos hijas ¡y los sacaron fuera de la ciudad! A veces somos tan cabezones pero nuestro Señor es tan maravilloso que a pesar de nosotros mismos nos rescata y nos pone sobre tierra firme para salvarnos.
La explicación que nos da el pasaje es muy clara; fue gracias a la misericordia de Dios para con Lot que Dios les rescató. Y es gracias a la misericordia de Dios que tu y yo hoy podemos venir a Cristo Jesús y rendirnos delante de Él porque Él nos ha tomado antes de su mano y, como dijo en el evangelio de Juan, nadie nos podrá arrebatar de Su mano. ¡Gracias a Dios por su infinito amor!
Dios te bendiga
Pastor Jorge A. Salazar